22 de agosto de 2011

Viejo truco

Y es cuando se dispone a cerrar su acto de manera magistral que ella se da cuenta de que se ha aburrido. Lo mira desde la tercera fila. ¿Por qué sigue ahí, entonces? Nadie sabe, pero lo mira aburrida.
El mago Clansky se quita el sombrero y de él saca un conejo que se convierte en fuego ante los ojos atónitos del público que presencia por primera vez un acto que Clansky ha repetido tantas veces que ya no recuerda cuántas son. Pero el fuego no ha dejado de calentarle las manos.
Tras el último acto del espectáculo, el público se desvive en aplausos y elogios para el experimentado mago, quien sólo es capaz de reconocer, a la distancia, que a ella ya no le interesa. Tras la función entra en su camerino, le dice cosas comunes de una forma extraña. Le habla de la magia que se repite hasta convertirse en un simple truco; le dice que cuando lo especial ocurre demasiado se vuelve común; le dice que se ha aburrido.
Inya ha asistido a las quinientas doce —ella sí lleva la cuenta— funciones del espectacular mago Clansky, y es justo después de la función número quinientos doce que se da cuenta de que la magia se ha terminado.
—Tiene que haber algo que todavía te guste, Inya —dice Clansky, preocupado—. Hoy no fue mi mejor presentación del truco de la baraja española, lo admito, pero el público se volvió loco con el conejo de fuego.
—Es tu mejor truco, Clasnky —dice Inya sin mostrar ninguna expresión, mira al suelo—. Es sólo que ya estoy harta de ver los mismos trucos siempre.
Inya lo va a ver siempre. Ha puesto sus ojos quinientas doce veces sobre el mismo espectáculo. Es ella quien le pidió a Clansky ser su asistente secreta para el acto de lectura mental.
—Si quieres que siga trabajando contigo, necesitamos hacer un cambio radical en el espectáculo —dice Inya categórica.
Tras mucho pensarlo, Clansky acepta darle un cambio radical a su espectáculo: a partir de la función quinientos trece, el truco de lectura mental desaparece.

7 de agosto de 2011

Todo

—¿Estás seguro? —preguntó—.
—Sí —contestó como por inercia—. Quiero entenderlo todo.
—Debes saber que quien consigue entenderlo todo ha de renunciar a la posibilidad de explicarlo. El proceso puede ser bastante caótico pues, entre más lo intentes, más te vas a alejar, y dudarás de tu misma capacidad de entendimiento. Aunque te entiendas, serás incapaz de explicarte a ti mismo.
—Quiero entenderlo todo —repitió en automático—.
Bien —dijo la voz invisible—, entonces que así sea.
En ese momento se vio una luz de una intensidad indescriptible, que contenía todos los colores sin mostrar ninguno.
—¿Estás contento ahora? —preguntó la voz.
No se escuchó respuesta.

30 de marzo de 2011

El viaje de Mriklo

Abandoné la clase del profesor Mriklo a tiempo. No fui capaz de entender cómo alguien podía vivir tranquilo enmedio de tanto caos. O nunca supe, quizás, si el profesor conocía acaso la tranquilidad.
Pero es verdad que aprendí mucho y nada. Es verdad que no supe si permanecería en pragma o en caos. Es verdad que el profesor se desvivió en convencernos de los peligros de las ideas infinitas. Por eso, antes de irme, le robé un último suspiro.
Lo visité y le dije que me iría.
—Emjdi —me dijo— no te vayas sin escuchar mi última clase. La preparé para ti.
El infinito terminaría, al menos de manera temporal, en esa última clase.
Al día siguiente escuché una de las clases más inspiradoras y agradables que hubiera dado el profesor. Y sé que nadie más pudo entender el mensaje como yo lo hice, o eso quisimos creer tanto Mriklo como yo.
Al final, cuando todos se habían ido, me acerqué y, dándole un beso, me despedí.
Supe, años después, que el profesor había dejado la universidad y se dedicaba ahora a viajar por el mundo, harto, quizás, de viajar por su propio universo.

8 de febrero de 2011

Libertango

Cuando la voluntad es libre, hace cosas que nisiquiera podemos imaginar. Por eso, de vez en cuando, hay que controlarla. Y por eso, de vez en cuando, no.

6 de febrero de 2011

El fin de una era

Cuando sienten que el mundo se termina, y los más alejados se acercan a pedir la salvación.
Cuando el mundo que no deja de girar termina, y los más incrédulos se amontonan para buscar redención.
Cuando este lugar eterno se termina, y los más adormecidos se despiertan a pedir perdón.
Cuando era un lugar seguro, y luego termina, y los más adoctrinados se encaminan a la senda de la mutación.
Es cuando el mundo casi, pero no termina, que todos se miran y deciden que es un gran momento para el amor.

4 de febrero de 2011

Conspiración

Al bajar las escaleras recordaste que vivías entre vecinos. Que la gente común, sin querer decirte que seas alguien, en absoluto, común, vive entre vecinos. Que las sociedades están estructuradas en comunidades y que éstas, a su vez, están hechas de personas. Y que cuando muchas personas comparten un espacio vital, es ineludible tener vecinos.
Se te quemaban los huevos. Literalmente se te quemaban. Que desayunar a la una de la tarde sólo es desayunar si te despiertas después de las doce. Y los pusiste a hervir en un pocillito azul de metal. Entonces subiste a pensar en cualquier cosa y, para cuando te diste cuenta, los huevos ya se te estaban quemando. Porque amaneciste con hambre.
Pero, al bajar, te diste cuenta de la mirada de una vecina. Y pensaste, sin pensar, en lo que podría haber pensado, pues nunca sales de tu casa. ¿Qué hará? Pudo haber pensado al verte. ¿Será que planea conquistar al mundo? Pudieron haber pensado, si alguien, además de ella, te miró sacando los huevos del fuego.
Qué poco sabían, si pensaron lo que pensaste que pensaron. Planeabas que el mundo te conquistara a ti.

20 de enero de 2011

El regreso

Salió de las puertas de un infierno amigable. En punto de las doce (justo cuando el día se convierte en algo más), abrió los ojos, levantó esos párpados quemados.
Y dijo:
"Desconozco la razón por la que me fui, aunque ya lo había hecho antes. No desconozco, sin embargo, la razón que me trae de regreso. Sin la certeza que saboreé la primera vez que regresé, lucho contra el miedo de no haber regresado completo".
Paralelamente, aunque un par de años después, la emoción predominante es esta vez la desconfianza, en contraposición con la confianza y certeza sentidas tras el escape anterior.
Y aseguró:
"Si mi partida inicial fue en vano, lo fue también mi primer regreso. Con una duda permanente e impulsiva, confío en que esta vez el regreso sea permanente. No podría garantizar, como no he podido en tantas otras ocasiones, que las atrocidades y las bellezas de que fui testigo hayan realmente ocurrido; pero las recuerdo".
Y antes de levantarse el velo que aún le protegía los ojos del calor que atrás se había quedado, abrió la boca lo más que pudo. Se encontró prácticamente enmudecido; se encontró, como antes, perdido. El regreso a la ruta inicial, si hubo alguna, sería tan difícil como inevitable.
Y terminó:
"Que sea mi silencio, encadenado, el que me libere".
Una vez más, los ojos dolerían.