21 de julio de 2010

Interpretación breve de la noción de progreso

Para que la piedra que arrojarás al mar la próxima vez que lo visites, tía Paty, pueda ir hacia adelante, es necesario que definamos, primero, qué entendemos por adelante. Ponernos de acuerdo en qué entendemos por piedra es una tarea mucho más fácil.
También podría rodar, con certeza, hacia abajo, y entonces ocurriría lo mismo, una vez que estamos de acuerdo en nuestra noción básica de piedra, que no cambiará a lo largo de estas líneas.
Así, ya con nuestra piedra-objeto y con nuestra piedra-concepto, tía Paty, te pido que la avientes lo más lejos que puedas. Aviéntala hacia adelante-concepto para que caiga en el mar-objeto y baje-concepto, y se hunda-concepto.
La noción de progreso es conceptual, puramente conceptual. No existe un solo referente factual para apoyarla. Y no es que sólo las cosas con referentes factuales sean reales —una idea, tía Paty, ya con que se te ocurra, existe— pero son las que más trabajo cuesta negar (la realidad no existe al aceptarla, existe ante la imposibilidad de negarla).
No te tienes que poner de acuerdo con nadie para ver una piedra, tal vez sólo para nombrarla; pero creo, tía Paty, con el perdón del tío Luis, que la piedra existe independientemente de su nombre; incluso, que existe y luego ya puede existir su nombre. La noción de progreso, como muchas otras, nace al revés: es necesario nombrarla primero para poder inventar un referente conceptual.
Y pensaba en el progreso, tía Paty, de los seres humanos (como individuos, como cultura y como especie), pues dicen algunos que somos el pináculo de la evolución, si existe.
Pero, regresando a la piedra, abajo podría ser adelante, el mar podría ser adelante, incluso atrás podría ser adelante; mientras tanto, la piedra seguirá siendo la misma, aunque le llames piedra, roca o monolito.
Así, tía Paty, esa noción de progreso que te vendieron en la televisión junto con tu próximo viaje al mar, no es más que una convención absurda y, por qué no, estéril. Se trata, tal vez, de no sufrir; probablemente el máximo exponente sea el Übermensch del tío Federico, o quizás, incluso, se trate del respeto universal.
No lo sé, tía Paty, a decir verdad, no sé a qué se refieran, pues sigo sin entender por qué hemos de decir que somos una especie más avanzada, con un mayor progreso evolutivo que, por ejemplo, las cucarachas.
Y tú, tía Paty, ¿qué entiendes por progreso?

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